domingo, 26 de mayo de 2013

Cualquiera diría



Carmen Boillos, compañera y trabajadora social que ejerce como tal en la provincia de Soria, a la que me unen intereses comunes, afinidades y tiempos de Facultad, profesional entregada y comprometida, me sugiere un tema para tratar en este blog. Una de esas noticias que pasan un poco desapercibidas pero que ha tenido cierta repercusión, y que gracias a la oportuna recomendación de esta compañera, paso a comentar.

El titular de El País dice así: Un hotel rechaza a jóvenes con síndrome de Down “por si molestan”. Según la noticia, esta es la respuesta con la que se ha encontrado una trabajadora de “Down Almería” al solicitar presupuesto para el viaje de fin curso de un grupo de jóvenes de la entidad. No nombraré al hotel ya que mi intención no es hacerle publicidad, ni buena ni mala, pero pinchando en el enlace tenéis toda la información. La dirección del hotel, una vez denunciado por parte de la asociación, afirma que fue un malentendido y han pedido disculpas. El tema está en manos de la justicia. Que sea un juez, con la ley en la mano (¡me encanta esta frase hecha!), quien decida si ha existido o no discriminación.

Sé que el asunto no es para hacer muchas bromas, y aún a riesgo de resultar un poco burdo, os voy a contar un chiste que me parece muy adecuado en este contexto, pues habla de “cosas evidentes”, dice así:

Un hombre acude al médico con su preciosa hija veinteañera, aquejada de fuertes dolores. El médico, una vez que la reconoce, indica que el mejor tratamiento para su enfermedad es un “coito”, siendo prioritario que éste se le aplique cuanto antes. Él mismo puede encargarse de su administración, así que pide al padre que espere fuera, debido a que el tratamiento es intenso y requiere gran concentración. El padre, sentado fuera de la consulta, comienza a oír los profundos gritos y  gemidos que emite su hija, aunque no tiene muy claro que sean producto del dolor. Al cabo de un rato, el padre, circunspecto, mira a la enfermera y le dice:
- Porque usted y yo sabemos perfectamente lo que es un “coito”, que sino CUALQUIERA DIRÍA que están follando.

Analicemos el chiste, aunque yo creo que su significado es evidente. Este padre habla de lo evidente. Es evidente que él se fía del médico, y es evidente que el doctor está aplicando un tratamiento médico a su hija. Es evidente que él desconoce qué es un “coito” pero es evidente, a su vez, que no quiere reconocer su ignorancia. Y aunque la evidencia de lo que oye le lleva a pensar que el médico está extralimitándose en sus funciones, es evidente que esta idea es producto de su imaginación. Sólo lo parece. Evidente.

Vayamos a la noticia. En el caso del hotel, si pudiéramos preguntar al padre del chiste qué ha ocurrido, muy posiblemente, contestaría:

- Porque usted y yo sabemos perfectamente que ha habido un “malentendido”, que sino CUALQUIERA DIRÍA que es un caso claro de discriminación y para colmo nos están tomando por tontos.

Vaya, pues yo debo de ser ese cualquiera, porque en mi opinión, CUALQUIERA DIRÍA que nos toman por tontos. Evidente. Lo mejor son las justificaciones posteriores, muy al estilo de quien rechaza a un colectivo al que dice adorar, como esas frases  tipo “tengo un montón de amigos gais, son taaaaaaan cariñosos y sensibles, PERO lo de adoptar no me parece, que luego salen gais como ellos”, o “yo acepto a todo el mundo, no me molestan para nada los inmigrantes, PERO es que no hay trabajo, que se vayan a su país”, o “si yo soy muy solidario y ayudo a todo el que lo necesita PERO es que la gente que va a los Servicios Sociales piden por pedir, son unos vividores”. En su versión más extrema y moderna sería algo así como “yo comprendo mucho a los desempleados, PERO ¡que se jodan!”. Ahí, con dos narices, a lo Fabra.

La explicación que ha dado el hotel, una vez que la noticia se ha hecho pública, es que fue un malentendido, que habían tenido un problema con un grupo anterior y pensaban que eran ellos de nuevo. Será cosa del derecho de admisión. O algo. Cualquiera diría.

A modo de recordatorio, o de información para quien no lo sepa, indicaré que el Código Penal recoge en su artículo 512 el delito de discriminación en el ejercicio de actividades profesionales o empresariales, hecho que conlleva pena de inhabilitación. Vamos, que discriminar no es impune, según nuestra legislación penal.

Lo más curioso del tema es que de nuevo ha salido a la luz pública otra noticia, casi idéntica a la anterior, en la que está implicado otro hotel de la misma cadena, esta vez en Peñíscola. Si es que no aprenden. Evidente. Cualquiera diría.

Para concluir el análisis de esta noticia que me indigna tanto que he preferido darle un tono distendido y acompañarla de una bonita foto de mi amigo Argi, terminaré señalando el principio de Hanlon, que dice así: “Nunca atribuyas a la maldad, lo que puede ser explicado por la estupidez”. Pues eso, que seguramente los responsables de esta cadena de hoteles no sean malas personas, pero su ignorancia les impide actuar con cierto raciocinio. ¿Puede ser? No sé. Evidente. Cualquiera diría.


P.D. El pasado 24 de mayo se celebró el Día Somos, una iniciativa que se inició el pasado año y que reúne a un grupo de ONGs que con su trabajo y buena labor están interviniendo allí donde la Administración no actúa, delega o directamente abandona al ciudadano. La iniciativa consistía en “darle la vuelta” a las cosas, salir con una prenda del revés, por ejemplo. Un bonito homenaje a las personas que colaboramos con entidades sin ánimo de lucro para construir un país y un mundo más justo y habitable. Lo contrario a las noticias comentadas hoy en el blog, pero como hay esperanza, difundiendo al máximo estos hechos, podemos "darle la vuelta".
Saludos cordiales.


viernes, 17 de mayo de 2013

Homofobia



Hoy 17 de  mayo se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. La fecha es muy apropiada pues tal día como hoy, hace 23 años, la homosexualidad fue excluida de la lista de enfermedades mentales por parte de la Asamblea General de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Era el año 1990, no ha pasado tanto tiempo y aún hay quien pide con mucha fuerza que se vuelva a incluir, por eso es bueno recordarlo. Hasta entonces muchos eran considerados enfermos mentales. Aún hoy algunos sectores sociales y lo más grave, profesionales, nos tachan de enfermos a las mujeres y los hombres que no encajamos en el rol de género que se nos ha asignado tradicionalmente. Y no es necesario ser homosexual para que esto ocurra, basta con no adaptarse a lo establecido.

Jugar con muñecas, jugar con niñas, llorar, no ser hábil en los juegos competitivos, no insultar a las chicas, rehuir las peleas, mostrar sensibilidad, no entender de fútbol, parecer débil, no mostrar atracción hacia el sexo opuesto, preferir la lectura… son características que pueden marcar la etapa escolar de los chicos, estigmatizarles y generarles un gran sufrimiento debido al rechazo y acoso de sus compañeros.

 Jugar al fútbol, jugar con chicos, ser intrépidas, mancharse la ropa, odiar las faldas y los juegos de niñas, preferir las películas de acción a las comedias románticas, llevar el pelo corto, no buscar un príncipe azul, subir a las alturas, no tener miedo a nada o mostrarse poco femenina… son características que pueden marcar la etapa escolar de las chicas con alguno de estos comportamientos, siendo discriminadas por ello. Cuando estas "desviaciones del rol" vienen generadas por la transexualidad, la situación puede ser aún más traumática.

            Me apetece compartir una anécdota que en su momento me marcó de forma significativa, tanto que aún la recuerdo. Yo tenía 11 años, era el año 1991 y estaba cursando sexto de E.G.B, en aquella época desconocía lo que significaba exactamente ser homosexual y tampoco sabía que tan sólo unos meses antes la OMS había eliminado de su catálogo de enfermedades esta supuesta patología mental. Un maestro muy joven, sustituto de una profesora en situación de baja por enfermedad, nos estaba impartiendo una clase de matemáticas cuando un alumno de último curso llama a la puerta.
El maestro, del que no recuerdo el  nombre pero sí su cara y el miedo que me produjo desde aquel día, deja entrar a este alumno, un chico muy amanerado que pide permiso para hablarnos de una actividad escolar y pedir colaboración. Nos lo explica ante la mirada escrutadora de mi profesor y una vez que termina, le da las gracias educadamente al maestro y sale de la clase. En ese momento mi profesor comienza una humillante burla imitando el excesivo amaneramiento de este alumno, ahora ausente. Casi todos mis compañeros se ríen y yo me quiero morir. Supe entonces lo que es sentir vergüenza y rabia por el comportamiento de otro ser humano. Y también tuve muy claro que ser diferente a los demás podía traerte muchos problemas, y entre los más graves el de no encontrar apoyo en los adultos que deben dar ejemplo, fomentando las actitudes de rechazo hacia el que no se adapta al rol de género dominante. En apariencia fue tan sólo una broma, pero este maestro con su actitud generaba un sufrimiento innecesario.

            La RAE define la homofobia como “aversión obsesiva hacia las personas homosexuales”. Aún en España hay quien acude a consultas de profesionales con su hijo o hija adolescente para que les trate la homosexualidad. Los profesionales con una buena formación y actitud de profundo respeto a la diversidad humana, cuentan a los padres que ser homosexual no es una enfermedad, pero que es posible y deseable trabajar la aceptación del hijo o hija con apoyo emocional y psicológico.

En septiembre de 2012 la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Transexuales y Bisexuales (FELGTB) da a conocer el Informe “Acoso escolar homofóbico y riesgo de suicidio en adolescentes y jóvenes LGB”, tras entrevistar a jóvenes de 12 a 25 años que han sufrido acoso escolar homofóbico. Su lectura es muy recomendable, pero basta con leer el artículo de Rosa Montero “La homofobia en la escuela” para hacerse una idea de lo que estamos hablando.
Sólo apuntaré un par de datos que creo suficientes para hacernos una idea de la magnitud del problema: el 43% de quienes sufren acoso escolar homofóbico se plantea el suicidio, el 17% lo intenta. Rosa Montero nos recuerda el tristemente famoso caso de Jokin Ceberio, el niño de 14 años que en el año 2004 se suicidó en Hondarribia tras sufrir acoso escolar, y del que sus torturadores afirmaban que era homosexual, según varios testimonios.
Quizá lo más grave que revela el informe de la FELGTB es que el 11% de los jóvenes entrevistados  han sufrido este tipo de acoso por parte de un profesor. Pocas bromas con esto.

La homosexualidad no es una enfermedad, pero la homofobia mata.
           
            Si te interesa este tema te recomiendo la lectura de la entrada “Mi sexualidad es mía” que escribí en este blog hace un tiempo y en la que también hablo de homofobia en nuestro país y fuera de nuestras fronteras.


lunes, 13 de mayo de 2013

La marea naranja también viaja en tren




El domingo 21 de abril salí a hacer una ruta de senderismo no apta para gente con vértigo o con la cabeza bien amueblada. Hay que estar un poco loco para asumir este tipo de riesgos. Se trata de los últimos 17 kilómetros de la ruta férrea que une la localidad charra de La Fuente de San Esteban con Barca D’Alba, ya en Portugal. Comenzó a funcionar en 1897 y fue una de las mayores obras de ingeniería civil de aquella época en España, interviniendo varios miles de personas en su construcción y salvando la frontera con Portugal por esta zona. Los últimos 17 kilómetros son los más impresionantes pues salvan un desnivel de 483 metros mediante la construcción de veinte túneles y trece puentes.
En 1985, casi un siglo después, se decidió que ya no era rentable. Probablemente no lo fuera, es esta una idea cada vez más extendida: todo es cuestión de pasta. ¡No es rentable, lo eliminamos! En el mejor de los casos sólo se recorta, o así lo llaman.

Llevaba tiempo con ganas de hacer esta ruta y mi compañera Concha, la animadora comunitaria del CEAS, aventurera incansable que ya la  había realizado, tenía ganas de repetir. Convencimos a otros tres “inconscientes” (Antonio, Raquel y David) y en cuanto llegó el buen tiempo los cinco valientes nos pusimos en marcha con un objetivo común: disfrutar del paisaje, integrarnos en la naturaleza, hacer un poco de  sano ejercicio y poner a prueba nuestras limitaciones. Así que me planté mi camiseta de la marea naranja y emprendimos camino.

Que los Servicios Sociales vayan allá donde yo vaya. Toda superación personal que sea también social. Por ese motivo he decidido escribir sobre este día festivo y por qué no, reivindicativo. No  hay que desaprovechar ninguna oportunidad.

En el inicio de la ruta un cartel de RENFE advierte del mal estado de los puentes. Al poco tiempo de ponerte en marcha entiendes el motivo, pues los años de abandono se han empleado a fondo para dificultar el tránsito humano. Algunos de los puentes están en estado ruinoso, conservándose apenas una estructura metálica y viéndote obligado a caminar por una estrecha plataforma de treinta centímetros de ancha a unos 60 metros de altura. No apto para quien padece de vértigo, como he comentado. Llevan tiempo pidiendo que la conviertan en vía verde pero ese proyecto está totalmente dormido. Podría ser un recurso turístico de primer orden para la zona… pero se necesita inversión, y no hay parné.


            Sin embargo, la aventura mereció la pena desde el primer momento. Disfrutas de unos paisajes únicos, e imaginas la cantidad de viajeros que han utilizado esa vía ferroviaria. Una ruta que une dos países hermanos que solemos vivir ignorándonos mutuamente. Me gustaría descubrir las historias personales de algunos de estos viajeros, pues un siglo da para mucho. Pienso en encuentros y desencuentros, en amores clandestinos, familias que se reúnen después de mucho tiempo, éxodos a destinos inciertos, nuevas aventuras, dramas personales, duelos…
           
            Observando el paisaje pienso en España y Portugal, esta península ibérica que tan malos momentos está pasando. Y todo se me representa muy simbólico, poco casual. Una ruta que nos unía y que está abandonada. El tren simboliza muchas cosas, es un medio de transporte y por tanto es unión y progreso. Y además es evolución, avance hacia delante. Quiero quedarme con esta interpretación, la de los puentes que nos unen y nos llevan a un futuro que nos reconcilie con el pasado. Y que nos reconcilie también con este presente lleno de incertidumbre. La del medio de transporte rápido, eficaz, ágil, cómodo, limpio. Un medio de ida y vuelta que nos habla de ese Estado de Bienestar que se está deteriorando, como las vías del tren, los puentes, los túneles, pero que viendo pasar el tiempo espera el momento de ser recuperado.

            El camino fue duro, cansado, peligroso, como la senda que las mareas ciudadanas estamos transitando en estos tiempos convulsos. Sin embargo, cuando llegas al final sabes que el camino ha merecido la pena, porque has aprendido y te has superado. Lo fundamental es no perder la esperanza.


                                  Sólo una cosa más:

                                          ¡Arriba la marea naranja!


lunes, 6 de mayo de 2013

El principito y mis inicios en los Servicios Sociales Básicos



“No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo”     
                               
Antoine de Saint Exupéry

Un regalo inesperado ha hecho que reflexione sobre mis inicios en los Servicios Sociales Básicos. No hace tanto tiempo, pero si echo la vista atrás, han pasado muchas cosas, muchas personas han llegado a mi vida y las diversas experiencias me han enriquecido enormemente.
El lunes 19 de febrero de 2007 me incorporaba a trabajar en el Centro de Acción Social de Ledesma, en la provincia de Salamanca. Me sentía muy pequeñito y tenía una gran preocupación pues mi trabajo previo en el Comité Antisida de Zamora me hacía absolutamente feliz, dejar a mis compañeras de esta asociación era muy duro para mí y no sabía lo que me deparaba mi nuevo destino, aunque lo afrontaba con ilusión.
            Está claro que soy muy afortunado porque no podría haberme encontrado con mejor compañía en el CEAS. Cuando llegué ni siquiera tenía claras mis funciones, todo me parecía demasiado grande, pero siempre he afrontado bien los retos así que con la ayuda de mis compañeras empecé a ser como una esponja, adquiriendo conocimientos y habilidades de los que carecía. Con el tiempo llegaría el traslado a Peñaranda, nuevos miedos y nuevamente las mejores compañeras. A veces me pregunto qué es lo que he hecho para estar siempre rodeado de las mejores.

            El principito de la imagen significa muchas cosas para mí. Desde esta semana está situado frente a mi cama, sobre el mueble que restauré hace un par de años, así que lo observo cada noche antes de dormir. Sólo han pasado unos días, pero desde que está conmigo concilio mucho mejor el sueño. Me acompaña.
“El principito” habla del amor, de la amistad, de las relaciones humanas, del sentido de la vida. También habla de la soledad y de la pérdida, situaciones a las que los trabajadores sociales nos enfrentamos a diario.

            Como un principito me hicieron sentir mis compañeras Petri y Feli cuando llegué a Ledesma. Más tarde llegaría Jorge y formamos un tándem perfecto los cuatro. Sé que yo también aportaba cosas, pero sobre todo las recibí. El símil de la esponja me viene muy bien porque me iba empapando de estrategias y herramientas de intervención social totalmente novedosas para mí. Cuando trabajas con profesionales de tanta categoría, con gran sensibilidad hacia los problemas, con un compromiso inquebrantable y verdadera vocación, sólo es posible que acaben haciéndote mejor persona y mejor profesional. Propongo una reformulación del famoso dicho popular: las manzanas sanas contagian su vitalidad al resto de frutas. Nunca tendré GRACIAS suficientes que compensen el aprendizaje y el disfrute de esos años.

            En la mayoría de los Centros de Acción Social de la provincia de Salamanca, los dos trabajadores sociales compartimos despacho. Al principio esto me llamó la atención y no lo comprendía muy bien. Veía varias dificultades, principalmente la de crear un espacio de confianza y confidencialidad con las personas a las que atendemos. Pasado el tiempo comprendí que esto es una fortaleza de nuestra organización por muchos motivos, a destacar:

  • Facilita la coordinación entre ambos profesionales.
  • Se potencia el aprendizaje mutuo.
  • Conocemos los casos de ambas zonas, facilitando la atención de usuarios cuando la compañera no está y evitando que tengan que repetir su historia infinidad de veces.

Son muchas horas juntos, durante muchos días, meses y años. De mi primera compañera he aprendido que un pelo en la cabeza es poco, pero en la sopa es mucho. Que un minuto es muy diferente según el lado de la puerta del baño en el que estés. Que los problemas se han de afrontar igual que cuando ordenas un mueble, abriendo cajón a cajón y no todos a la vez, aprendiendo a priorizar. Ella me enseñó a entender que la hora más oscura de la noche es la que precede al alba. He aprendido a ser trabajador social y sé que parte de lo que soy cuando me enfrento a situaciones complicadas se lo debo a ella. Aunque ya no compartimos despacho ni centro, en cada una de mis intervenciones hay parte de su esencia.

Ledesma (Salamanca)

Hoy sólo puedo decirle a ella y al resto de mi primer equipo en Servicios Sociales Básicos: GRACIAS. Sabéis que os adoro y os admiro en lo profesional y en lo personal. Seguimos aprendiendo juntos.