martes, 18 de febrero de 2014

Cuando el olvido hace acto de presencia




          Entre las situaciones que más me han impresionado siempre en mi trabajo, están los relatos del alzheimer y otras demencias. Hoy me apetece acercaros a una de estas historias.

          Recuerdo una visita domiciliaria a un matrimonio mayor en mis inicios como profesional. Visitar a personas mayores es muy habitual en mi día a día: cuando trabajas en el medio rural castellano son los principales destinatarios de los Servicios Sociales. A este matrimonio lo recuerdo perfectamente y su historia la tengo muy presente. El hombre tenía alzheimer, muy avanzado, su mujer le cuidaba con absoluta dedicación y un cariño infinito. En el pueblo no tenían familia, su única hija quería llevárselos a vivir con ella, pero dejar el lugar donde se ha desarrollado toda una vida es una decisión difícil.

          La mujer me contaba que desde el inicio de la enfermedad su marido tenía episodios de agresividad. A ella no le importaba, me decía que había sido el hombre más bueno del mundo, que toda la gente le quería, que siempre había estado dispuesto a ayudar y que no podía imaginarse un marido mejor. Se sentía afortunada y aunque su marido se había convertido en un extraño, ella le seguía queriendo. Algunos días ella le decía que era la hora de comer y le acompañaba hasta la mesa pero él decía que no, que hasta que no llegase su mujer él no comería, que siempre habían comido juntos y quería seguir  haciéndolo. Ella le decía soy yo, soy tu mujer, vamos a comer, y él la miraba extrañado, como sufriendo por  no recordarla. Al final, comía en silencio, como si dentro guardase una tristeza infinita por haber olvidado su propia vida.

          Al menos esto es lo que ella me contaba, con una mezcla de melancolía y resignación, y con la voz rota por la emoción. Aún al recordarlo se me eriza la piel. Y todavía quedaba el momento de mayor impacto de la visita. El hombre no hablaba mucho, se limitaba a mirarnos y parecía escuchar, aunque su mirada me indicaba que probablemente se encontraba en un lugar muy lejos de aquella habitación. Su mujer le había contado que yo era amigo del cura y que por eso le visitaba. Él le tenía gran aprecio al párroco del pueblo y era de las pocas personas a las que de vez en cuando reconocía cuando iba a verle a casa. Cuánto bien hacen a veces los curas de los pueblos. En un momento del relato, la mujer no pudo contener la emoción y se le cayó una lágrima. De pronto él cambió, pareció volver al presente, la miró y le cogió la mano al mismo tiempo que le dijo: "no sufras, cariño, que estamos juntos".

          Me sigo emocionando al recordarlo y al escribirlo. Ese ha sido uno de los momentos más emocionantes de mi vida laboral. Se me humedecieron los ojos y me costó mucho retomar la conversación. 

          Qué difícil de entender es la mente humana. Cómo nos la juega. Sin saber cómo ni por qué todo lo que estaba deja de estar. Quiero pensar que no se va del todo, que se queda en un rincón, en forma de recuerdos agazapados, y que de pronto una emoción inesperada toca el punto que debe tocar, y vuelve la cordura. Es tan sólo un instante, breve, corto, intenso. Y en cuanto te das cuenta vuelve a desaparecer, sin más.

            Pienso que quien convive con personas que padecen algún tipo de demencia, se aferra a esos breves instantes para mantener la esperanza. Todos necesitamos anclas que nos den estabilidad. Una caricia, una mirada, una sonrisa, una palabra de aliento, cualquier cosa que nos impulse a seguir adelante.




18 comentarios:

  1. Brutal relato. A mí también se me ha caído la lagrima con ese final. Con tu permiso me guardo la historia porque de aquí sacaré una historia en un futuro, sino al tiempo.

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    1. Permiso más que concedido Israel. De hecho es un honor que la conviertas en historia para contar si consideras que tiene interés para ello. Me encantará escuchártela algún día porque es un episodio de mi vida laboral que me marcó mucho. Anoche además estaba sensible y no podía dormir, así que rematé esta entrada que tenía a medias y supongo que se nota. Mil gracias, Israel, un abrazo muy fuerte!!!

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  2. Qué bonito! Si me das permiso la imprimo y se la leo a los alumnos del curso. Se están preparando para atender a personas dependientes en instituciones, y me parece que sería precioso compartirlo con ellos.

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    1. Por supuesto Ruth, se lo lees, se lo fotocopias, o lo que quieras ¡menudo honor! Escribo porque me gusta y lo necesito, pero si además alguien puede sacarle utilidad, me satisface más aún. Gracias, ya me contarás si les gusta!!

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    2. Eladio. Lo hemos leído en clase. Te transmito lo que han comentado (lo he detallado en una hoja tal y como lo han dicho)

      Me recuerda a un caso personal
      Muy bien redactada, con cariño
      Lo he vivido en mis propias carnes y lo ha descrito tal cual
      Me quedo sin palabras
      Muy bien redactada y explicada
      Qué injusta la vida
      Ternura
      Entrega y afectividad
      Bien explicado
      Muy bonito

      Ahí queda eso ;) Ha gustado mucho
      Besos

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    3. Muchas gracias Ruth por tomarte el trabajo de apuntarlo y compartirlo conmigo (y de paso con cualquiera que lea los comentarios a esta entrada). Me alegro que les haya gustado, que les haya recordado experiencias y que les sirva de reflexión o aprendizaje. Qué bueno compartir. Esto me lleva a pensar que hechos con aparente poca relevancia, se pueden convertir en algo valioso para otr@s. Un abrazo grande!!!

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  3. Eladio, hoy no has escrito. Hoy nos has trasladado emociones. Enhorabuena!

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    1. Vaya, muchas gracias, qué satisfacción que digas eso. Me alegro de haber sido capaz de transmitir todo lo que yo sentí en aquel momento y aún recuerdo. Un abrazo!!!

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  4. La verdad es que las personas mayores agradecen mucho el contacto, que se les vaya a ver, yo creo que incluso que se les salude por la calle, quizá porque muchas veces se tiende un poco a no hacerles caso.
    Me ha parecido muy emotivo, y creo que es un caso más frecuentede lo que puede parecer.
    Un abrazo

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    1. Eso es lo que ocurre, que se sienten muy valorados/as con cada pequeño gesto, yo creo que si está en nuestras manos, deberíamos hacerlo, tratarles con el mayor cariño y respeto posible. Veo que hoy estoy tocando emociones, será que yo también lo estaba al escribirlo. Un abrazote Carolina!!

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  5. lo vivo a diario... es bestial esta enfermedad, pero lo es mucho mas el amor y el cariño... están tan desprotegidos..

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    1. Tu experiencia en este aspecto es mayor, Rocío. Comparto tu visión, a mí me impresiona más el cariño y la dedicación absoluta de quien está a su lado. Gracias por comentar, un abrazo!!

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  6. Por cierto, el enlace que has incluido sobre el Alzheimer en el primer párrafo está muy bien. Iba leyendo a piñón fijo y al principio reconozco que se me pasó y lo he leído hace un rato. Recomiendo a todos que lo lean.

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    1. Aunque es un relato sobre un acontecimiento muy concreto, siempre me parece necesario "documentar" las entradas por si alguien tiene interés en profundizar. Decidí poner ese enlace por no poner lo típico que estamos hartos de leer, pero como no lo he resaltado mucho, pasa desapercibido. Me alegro que lo valores, un abrazo!!

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  7. Trabajo en un centro de día de mayores, algunos tienen esta enfermedad devastadora, me gustaría imprimirla ya que , voy a compartirla con el resto de mayores para acercarlos mas a estas personas que a veces a ellos les resulta tan difícil de entender
    Gracias por compartirlo

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    1. Buenos días, Rocío, me alegro que te haya gustado y que quieras compartirlo, es otra forma de acercarse a la enfermedad y sus consecuencias. Cualquier cosa que necesites no dudes en ponerte en contacto conmigo, y si me cuentas cómo ha ido la experiencia te lo agradecería mucho. Mi correo es eladiors@gmail.com
      Muchas gracias, compañera!!

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  8. Este recuerdo que has compartido con nosotros , me trae a la mente momentos vividos tanto en primera persona con seres queridos, como con usuarios a nivel profesional, y se me hace duro vivirlos nuevamente aunque reconozco que es bonito volverlos a recordar.
    los recuerdos aunque hayan sido en la faceta profesional, terminaron siendo personales, pues sin darte cuenta tus usuarios terminan siendo parte de tu vida, terminas sufriendo sus problemas y te involucras mas de lo que la profesionalidad aconseja. pero de no ser así (desde mi modo de ver las cosas), lo mejor es dedicarte a otra cosa, porque con lo que trabajamos y pretendemos seguir trabajando es con personas.
    GRACIAS, por compatir tus experiencias y recuerdos.

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    1. Tienes toda la razón, Paco, trabajamos con personas, la implicación emocional es muchas veces inevitable, otra cosa es el proceso para aprender a manejar esa implicación emocional para no dejar de ser profesionales. Siento haberte hecho recordar momentos duros y me quedo con la parte bonita que ha despertado, espero que tú también. Muchas gracias por comentar, me gustará verte de nuevo por aquí. Un abrazo, compañero!!

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