miércoles, 26 de marzo de 2014

¿Los Servicios Sociales no hacen nada con los menores?



          En las últimas entradas he estado reflexionando sobre algunas competencias de los Servicios Sociales y la lejanía que tenemos con la ciudadanía. Inicié con una entrada más general (aquí) y posteriormente me centré en el colectivo de personas mayores (aquí), haciendo un pequeño paréntesis con la entrada sobre el síndrome de Diógenes escrita por mi compañera Carmen (aquí) y que me parecía muy oportuna siguiendo esta línea de reflexiones. 

          En esta entrada plantearé de forma breve la intervención con menores, que tantos quebraderos de cabeza nos suele dar y que no es fácil de entender. Los  menores son un colectivo de máxima protección, tanto legal como social, y es lógico que la población esté muy sensibilizada y le cueste entender a veces cómo son los procesos. 

          No pretendo hacer una entrada teórica difícil de entender, para eso hay otros lugares con información exhaustiva, aunque sí es bueno centrar un poco las cosas. La competencia en protección y tutela de menores es de las Comunidades Autónomas, en Castilla y León el organismo competente es la Gerencia de Servicios Sociales. Para ampliar información podéis visitar su página web (aquí) y la normativa que establece las competencias que es la Ley 14/2002 de Promoción, Atención y Protección a la Infancia en Castilla y León

          Sin embargo en los Servicios Sociales Básicos tenemos también responsabilidad en este tema, sin olvidarnos de la autoridad judicial. Nuestra función está en la fase de detección y valoración del riesgo, así como en la realización de actuaciones preventivas de información y orientación, e incluso la puesta en marcha de programas de apoyo familiar.

          Los Equipos de Apoyo a Familias están constituidos por un/a psicólogo/a y dos educadores/as familiares, habiéndose implantado en todas las corporaciones locales (ayuntamientos y diputaciones) de la comunidad. Actualmente, además de la intervención educativa, preventiva y de promoción con las familias que hacen estos equipos, en la mayor parte con las familias que los trabajadores sociales derivamos, nos reunimos de forma trimestral con el equipo de referencia para valorar los nuevos casos. Y siempre que en CEAS tenemos dudas, hacemos una valoración conjunta de la situación. Estos equipos se coordinan de forma constante con la Sección de Protección a la Infancia de la Gerencia respectiva, en mayor medida que los profesionales de Trabajo Social.

          Hasta aquí, de forma breve, el funcionamiento inicial respecto al tema de menores, pero la práctica no es tan sencilla. Y que desde fuera del sistema se entienda el funcionamiento es aún más complicado. Ya comenté un ejemplo que en su día me pareció muy curioso, el caso de una niña que había sido vista en el parque con una colilla diciendo que era un porro y la conclusión de los vecinos, que daban por hecho que en su familia consumían drogas. Es fácil caer en la alarma, y lo más probable es que para la niña aquello fuera un juego, no necesariamente una imitación de lo que hubiese visto en la familia.

          Lo más habitual es que cuando nos notifican cualquier situación respecto a un trato no adecuado a un menor, quien lo hace considera necesaria la retirada del menor y la tutela por parte de la administración. En la zona rural se suele generar bastante alarma, pues todo el mundo se conoce y todo el mundo observa lo que hace el resto. De nuevo las y los trabajadores sociales tenemos que poner en marcha nuestras habilidades educativas, algo que no mostramos mucho y sin embargo, es fundamental para nuestra integración en la comunidad.

          Si habitualmente defiendo que la labor de los Servicios Sociales ha de ser mínima y progresiva, adaptada a las demandas y necesidades que se nos plantean, sin generar rupturas bruscas en las dinámicas familiares de nuestros usuarios, en este caso me parece aún más importante. No tenemos derecho a destrozar ninguna familia, y he visto casos en los que la actuación en defensa de los menores ha llevado a este tipo de consecuencias. Como ejemplo, padre o madre con discapacidad intelectual o enfermedad mental, que con los apoyos oportunos, pueden desempeñar su función de forma más que adecuada.

          Considero que la retirada de la tutela o la guarda ha de ser el último recurso, sólo en casos graves de maltrato o abuso. En el resto de casos, las negligencias en el cuidado de menores habrán de suplirse con apoyos y ofreciendo pautas adecuadas de cuidados. Personalmente se me cae el alma a los pies cuando hay que retirar a un menor de su familia, porque tenemos que enfrentarnos al sufrimiento más terrible y al fracaso de nuestra propia labor. Y las intervenciones de algunos profesionales, basadas en la amenaza de retirar a los niños, me dan vergüenza ajena y me generan una indignación tremenda.

          Una educadora de estos programas de apoyo familiar me dijo algo no hace mucho que me acompaña en estas intervenciones: la familia no se elige, ojalá todo el mundo naciésemos en familias perfectas pero esa no es la realidad, y por muy difuncional que consideremos a una familia, sacar a un menor de su entorno supone un desarraigo difícil de sobrellevar.

          Apuesto por dar mil oportunidades, ofrecer todo nuestro apoyo y confianza, así como los recursos personales y materiales a nuestro alcance y al alcance de las familias, porque la retirada en la mayor parte de los casos implica un fracaso en la intervención, y no podemos castigar a una familia o a un menor por no haber sabido hacer mejor las cosas.

¡Hasta la semana que viene!



8 comentarios:

  1. Genial Eladio!!! ojalá las cosas cambien, porque se hacen muchas cosas mal cuando hay menores implicados...R.A.F

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    1. Gracias R.A.F, a veces se hacen las cosas mal por exceso de celo, yo quiero pensar que se hace con la mejor intención, pero creo que hay que ser mucho más prudente, tomar tiempo para tener la máxima información, valorar todos los factores implicados y tener en cuenta las alternativas existentes. Siempre hablo de los casos en los que no existe un maltrato evidente y hay que intervenir de forma urgente, pero incluso en esos casos hay que seguir valorando las opciones para que el menor sufra lo mínimo y esté en un entorno favorable. No creo que las cosas se hagan mal, en general, pero sí tenemos un problema de imagen en Servicios Sociales, y no estamos acostumbrados a explicar los motivos de las intervenciones y decisiones, es algo a trabajar. Gracias por comentar, un abrazo!!

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  2. A raíz de esta entrada he recordado algún caso que conozco muy de refilón, de un chico que estuvo en un centro de acogida, después se reincorporó a la familia y desastroso... Estoy de acuerdo con la línea que propones. Hay que estar muy seguro de que la familia está siendo realmente perjudicial para el chico. Aunque también está la otra, que hay casos donde hay que intervenir y se actúa tarde. Qué difícil es el trabajo con las personas...
    Sabes que me encanta tu blog y lo he leído si no entero, casi. Estas últimas semanas hay que felicitarte, has estado acertadísimo con los temas que has tratado. Has cumplido con lo que yo esperaba, que no es más que estar un poco más cerca de la práctica, de saber lo que se hace realmente. A los que no tenemos la oportunidad de acercarnos a la práctica nos sirve mucho en lo personal.
    En esta ocasión, es cierto que es difícil explicarlo, pero tú lo has hecho muy bien y se entiende perfectamente.
    Un abrazo :)

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    1. Carolina, animas muchísimo con tus comentarios, muchas gracias.
      Respecto al tema de esta entrada, pasan ambas cosas, que a veces se actúa tarde y otras se interviene de forma un poco "brusca". Es difícil encontrar el equilibrio, y desde mi punto de vista prefiero pecar de menos que de más, aunque siempre con el planteamiento de ofrecer apoyos, de no abandonar nunca a las familias ni a los menores. Sí, es difícil trabajar con las personas, ese es el reto y también la maravilla de nuestra profesión.
      Por otra parte, agradezco que te hayan interesado estas entradas. En principio cierro un poco esta línea, pero estoy abierto a todo tipo de propuestas, porque entiendo que escribir sobre la práctica da visibilidad a nuestro trabajo, y ese es para mí uno de los objetivos del blog.
      Así que como siempre, encantado de resultar útil para compañeras comprometidas y apasionadas como tú!!! Un abrazo!!

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  3. Eladio, el tema de la protección al menor es uno de los temas complicados que tenemos que afrontar y que, como dices en tu entrada, nos da muchos quebraderos de cabeza. Al respecto me atrevo a recomendarte el último libro de Stefano Cirillo, "Malos Padres" que contiene muchas orientaciones y algunas respuestas para los dilemas que nos encontramos en esta materia. Saludos.

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    1. Atrévete siempre a hacerme recomendaciones, Pedro, estoy seguro de que siempre sacaré cosas positivas y quizá me tranquilicen más las decisiones a tomar, porque la seguridad es importante. Leeré el libro y te comentaré. Muchísimas gracias!!

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  4. Hola Eladio,
    ciertamente parece que, de igual manera que -por lo menos en el País Valenciano- los servicios sociales municipales empezaron a gestarse con los equipos de intervención en menores y la prioridad era la atención a las situaciones de riesgo e indefensión, así como a la desinstitucionalización con experiencias tan (en aquellos tiempos) innovadores como los hogares infantiles, porque se entendía que había que empezar con el eslabón más débil para fundamentar el sistema básico de protección… igual que se empezó por ahí, decía… ahora, en este contexto de crisis social, vuelvo a observar un riesgo importante, por lo que me parece muy oportuno volver a centrar la mirada en ello.
    Esta mañana encontré un documento del gobierno vasco que me pareció muy útil al respecto y que me atrevo a compartir con vosotras/os por si también os puede interesar o que puede que ya conozcáis:
    http://www.gizartelan.ejgv.euskadi.net/r45-contss/es/contenidos/informacion/balora/es_doc/adjuntos/Balora%20C.PDF.
    Enhorabuena por este blog y los temas que tratáis que me parecen muy oportunos e interesantes

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    1. Muchas gracias por el comentario-reflexión y por el aporte (la guía, que yo personalmente no conocía).
      Me gustaría saber quién eres, sólo sé que escribes desde Valencia por lo que dices en el comentario. Estaría muy bien seguir reflexionando y compartiendo inquietudes porque veo que tienes experiencia en este terreno, mucho más amplia que la mía.
      Gracias y y un saludo!!

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