sábado, 28 de febrero de 2015

¿En qué momento nuestros padres se convierten en nuestros hijos?


  El título de esta entrada es en realidad una pregunta retórica, una pregunta lanzada al aire para la que no tengo respuesta. No siempre ocurre, pero este momento suele llegar sin que nos demos cuenta y casi nunca estamos preparados para ello. Lo relevante no es saber cuándo, sino que a veces llega y que normalmente no hay vuelta atrás. Un día te levantas y te das cuenta de que tienes que tomar decisiones por ellos. ¿Y cuál es la mejor forma de harcelo? La respuesta a esta pregunda es un camino en el que nunca dejamos de aprender.

     Mi zona de acción social está formada por municipios muy envejecidos, así que la mayor parte de mi tiempo de trabajo lo dedico a este colectivo. Muchas cuestiones las tengo que hablar con sus hijos, que por lo general viven lejos. No es fácil para ellos hacer frente a las necesidades de sus padres y muchas veces sus planteamientos, cargados de buenas intenciones (o no) están equivocados. ¿Cómo hacerles ver que lo más importante es respetar lo que sus padres desean y garantizar al mismo tiempo su bienestar?

     A veces los hijos no saben cómo están realmente sus padres, no lo saben o no lo quieren saber. También he conocido casos en que son los padres, para proteger a sus hijos, tan ocupados para visitarles, quienes les ocultan la realidad de su abandono. La intervención en estos casos genera conflictos éticos: ¿debo informar a los hijos de la verdadera realidad?

     Hay situaciones aún más complejas. Puede llegar un momento en que nuestra madre o nuestro padre no nos reconozca, es un momento muy duro que hace que nos rompamos un poco por dentro.  Si esto ocurre hay algo muy importante que no debemos perder de vista: nosotros sí sabemos quién está detras de esa mirada confusa. Son  quienes nos cuidaron, quienes nos protegieron e hicieron todo lo posible para que nos convirtiésemos en la persona que somos hoy, y lo hicieron con éxito.

     Es habitual pensar que trabajar con personas mayores es sencillo, el objetivo es cubrir sus necesidades de atención y eso el Trabajo Social lo sabe hacer muy bien. Yo pienso que no es tan fácil, que no se trata únicamente de aplicar protocolos y tramitar solicitudes (reconocimiento de dependencia, SAD, Telesistencia, Centros de Día, Centros Residenciales...), aunque esa parte está dentro del proceso. Cada persona es única y cada historia también, no caigamos en el error de hacer lo mismo siempre. No es fácil, pero para saber cómo actuar en cada caso tenemos herramientas muy eficaces.

     Supongo que la mayor parte de las y los lectores de este espacio sabe que quienes nos dedicamos al Trabajo Social somos profesionales de la relación de ayuda. Y en esa parte de nuestra profesión está la clave para resolver los dilemas que nos vamos encontrando. Cuando trabajé en el Comité Antisida de Zamora aprendí a trabajar con el counselling, una herramienta muy útil para la relación de ayuda que facilita los procesos de intervención y respeta la autonomía de la persona.
    
     En una entrada no es fácil explicar cómo intervenir y mucho menos cómo actuar cuando somos hijos que "cuidamos" de nuestros padres, cada vez más mayores, pero os dejo algunas cuestiones que debemos tener en cuenta para trabajar y mejorar:

  • Tus padres no son niños, por más que lo oigamos las personas mayores no se vuelven niños. Esto es un tópico, una mentira, quizá han perdido autonomía y capacidad de autocuidados, o no puedan regirse por sí mismos, pero tienen una trayectoria y una experiencia vital que no podemos obviar.
  • Tomar decisiones por tus padres no es sustituirles. Quizá sus procesos mentales se hayan vuelto más lentos, más erráticos, pero debemos priorizar sus deseos, sus intereses y sus necesidades. No dejes de preguntarles.
  • Si no pueden expresar sus preferencias, sea por problemas físicos o mentales, intenta pensar qué querrían ellos, qué decisión habrían tomado. Quizá nunca lo manifestaron de forma clara, quizá nunca se lo preguntaste, pero si has estado atento a su vida, párate un momento y reflexiona, seguro que encuentras una respuesta aproximada.
  • Actuar para tranquilizar nuestra conciencia no ayuda a tomar las mejores decisiones. Habla con ellos, pregúntales, intenta saber cómo se sienten, consulta a profesionales, valora todas las posibilidades. A veces creemos que hay que elegir entre llevarlos a una Residencia o a vivir con nosotros y en ambas opciones ellos pierden, piensa que hay más caminos a la vista.
  • No eres un superhéroe, de hecho nadie lo es. Aprende a pedir ayuda y busca espacios en los que sientas que te escuchan, además de ocio y descanso. Si tú estás bien, ellos estarán mejor.





     Sobre la intervención de los Servicios Sociales con personas mayores ya te hablé en otra entrada (aquí) y sobre la relación de ayuda basada en el counselling hablaré en blog en próximas entradas.

miércoles, 18 de febrero de 2015

Catálogo de Servicios Sociales en Castilla y León

   
     En muchas entradas de este blog he hablado de las carencias en Servicios Sociales y la voluntad con la que los profesionales que trabajamos en ellos procuramos suplirlas para ofrecer a los usuarios alguna opción para mejorar su calidad de vida. Hoy, siguiendo la línea de la entrada anterior, quiero dar a conocer aquello que sí tenemos en Servicios Sociales, que aunque insuficiente y con importantes recortes, tramitamos para prestar apoyos a las familias en Castilla y León.

     La Ley 16/2010, de 20 de diciembre, de Servicios Sociales de Castilla y León reforma la anterior normativa que reguló los Servicios Sociales y establece un mandato al legislador autonómico, la creación de un Catálogo de Servicios Sociales que finalmente se publica el 12 de diciembre de 2014. Podemos decir que estamos de estreno, así que paso a presentarlo, para que la ciudadanía tenga un mayor conocimiento de qué es lo que puede reclamar cuando acuda a su trabajador/a social de referencia.

     El catálogo, en concordancia con la ley, establece una diferenciación muy importante, pues clasifica las prestaciones en:

  1. ESENCIALES: aquellas cuyo reconocimiento tiene carácter de derecho subjetivo, siendo de obligado cumplimiento para la administración y pudiéndose reclamar por  vía judicial si es necesario.
  2. NO ESENCIALES: aquellas que están sujetas a disponibilidad de recursos (presupuesto público) y lista de espera.

     Ojalá todas fueran de las primeras, pero al menos podemos afirmar que hoy en Castilla y León una parte de los Servicios Sociales son un derecho, con el importante matiz de que casi todas las prestaciones esenciales están vinculadas a la que conocemos como "ley de dependencia", cada vez más mermada en su contenido.
   
     Además es importante aclarar que las prestaciones del catálogo incluyen Servicios Sociales Básicos y Específicos, por lo tanto, no dependen del trabajador o trabajadora social de referencia, pero podemos informar de los mismos, así como apoyar a las familias en su tramitación y acceso.

De forma esquemática, son estos:

  • ACCESO A LA INFORMACIÓN, VALORACIÓN Y SEGUIMIENTO: información sobre derechos, prestaciones y procedimientos en materia de servicios sociales, valoración // orientación // planificación de caso // seguimiento (familia, menores, violencia de género, dependencia, inclusión social, drogodependencias), reconocimiento grado de discapacidad, reconocimiento grado de dependencia, familia numerosa, reconocimiento idoneidad adopción, acreditación condición víctima de violencia de género.
  • PREVENCIÓN: envejecimiento activo y prevención de la dependencia, prevención situaciones de exclusión social y desprotección, prevención drogodependencias.
  • APOYO A LA FAMILIA: apoyo técnico a familias (protección a la infancia, adopción, puntos de encuentro familiar, mediación, promoción autonomía personal, formación cuidadores, inclusión social, servicio integral de apoyo a familias en riesgo de desahucio), atención en centros de personas dependientes para descanso cuidador/a, estancias nocturnas, acogimiento familiar de menores, prestación económica a familia extensa acogedora.
  • APOYO A LA AUTONOMÍA PERSONAL: promoción de la autonomía personal, atención temprana, teleasistencia, ayuda a domicilio, accesibilidad/comunicación, prestación económica de asistencia personal a personas en situación de dependencia, prestación económica para cuidados en el entorno familiar de personas dependientes (PECEF). 
  • ATENCIÓN SOCIAL EN CONTEXTO COMUNITARIO: intervención técnica de apoyo social (apoyo técnico e intervención educativa/terapéutica con menores y jóvenes en diferentes modalidades, mediación en diferentes sectores, intervención en violencia de género/maltrato, dependencia/discapacidad, inclusión social, drogodependencia) apoyo técnico para la transición al mundo laboral (jóvenes del sistema de protección, violencia de género, discapacidad, exclusión social, drogodependencias), atención diurna en centros (infancia/adolescencia, discapacidad, mayores dependientes).
  • ATENCIÓN INTEGRAL EN CENTRO RESIDENCIAL: menores desprotegidos, menores infractores, transición a la vida adulta, violencia de género, discapacidad, convalecencia, personas sin hogar, drogodependientes, mayores en situación de dependencia.
  • PROTECCIÓN JURÍDICA Y TUTELA: servicio de protección a la infancia, servicio de protección jurídica y tutela de personas incapacitadas legalmente.
  • APOYO PARA NECESIDADES BÁSICAS: distribución de alimentos, prestaciones económicas (necesidades básicas/urgencia social, deuda hipotecaria, violencia de género, menores de protección), renta garantizada de ciudadanía (RGC).

     Uno de los aspectos que yo destacaría del catálogo, es que clasifica las prestaciones por las necesidades que atienden, algo que puede resultar muy útil para las y los profesionales del Trabajo Social a la hora de hacer un diagnóstico y orientar las necesidades hacia los recursos más adecuados de entre los disponibles. En este blog hablé de necesidades en dos entradas publicadas en noviembre de 2014 (necesidades I y necesidades II), y volveré al tema ya que me interesa mucho.

     Como todo, este catálogo es una herramienta que ha de saber usarse, en caso contrario no servirá para nada. Si ponemos todo de nuestra parte, puede llegar a ser un instrumento muy útil para la ciudadanía, que conocerá a través del catálogo qué podemos ofrecerle en Servicios Sociales, y para los profesionales, que a veces tenemos dificultad para hacer diagnósticos e incluso para orientar la intervención profesional en función de los recursos a nuestro alcance.

     Por útlimo, este catálogo, una vez más, me recuerda a la raíz de la mandrágora, poderosa medicina y veneno fatal. Ya he hablado de su poder curativo, su potencialidad, sus beneficios, pero no quiero olvidar su cara fea, su parte venenosa, contra la que tendremos que luchar. 

     Nos lo están vendiendo como la solución definitiva a las carencias que reivindicamos los profesionales, los colectivos, las personas afectadas o la marea naranja; además existe una dificultad real de acceso a la mayor parte de los recursos, con muchas trabas burocráticas, recortes y excesivos requisitos, implican un coste elevado para la mayor parte de la ciudadanía (muchos tienen co-pago), el catálogo tiene importantes carencias y lo que es peor, recursos que muchos profesionales desconocemos su existencia.

     No obstante ahora tenemos un instrumento más que no puede quedarse en humo. En nuestras manos está manejarlo bien y reclamar que se cumpla su contenido.