domingo, 28 de junio de 2015

* * * Orgullo Castellano LGTBI 2015 * * *


     Al grito de #SoyLesbianaCastellana y #SoyMariconDeCastillaYLeon un grupo importante de personas de todos los colores y tendencias recorrimos el pasado viernes las calles de Valladolid, tras el histórico izado de bandera en el Ayuntamiento de la capital castellana. El sábado sería el turno de Salamanca, un Ayuntamiento que no ha cambiado de color político pero que ha aceptado la petición del colectivo Iguales de colgar la bandera arcoiris del balcón de la Casa Consistorial durante 24 horas, por primera vez en su historia. Y allí estuvimos un grupo digno de personas que no podíamos dejar de mirar, con emoción, los colores que nos representan.

     También Zamora, Soria y Segovia lucen en sus Ayuntamientos la bandera de colores, así que este año sí podemos decir claramente que estamos viviendo nuestro ORGULLO CASTELLANO. Un orgullo muy necesario, pues no es fácil tener una orientación sexual distinta a la mayoritaria en las provincias de Castilla y León, y tiene mérito quedarse a vivir aquí, haciéndose visible, para cambiar la situación. Además añado que es generoso, porque no lo hacemos únicamente por nosotros, sino también y sobre todo por las futuras generaciones, como antes otros lo hicieron, con mucha más valentía y asumiendo muchos más riesgos, para que hoy podamos celebrar este día sin incidentes destacables.

     ¿Es necesario celebrar este día? De tanto escuchar esta pregunta y tras haberla contestado mil veces, acaba dando pereza seguir explicando que la respuesta es sí, rotundamente sí. A quien lo sigue dudando le pediría que venga a nuestras provincias, que visite nuestros pueblos, que salga con la bandera y compruebe cómo están las cosas. Aún se lo puedo poner más fácil: que lea los comentarios en las noticias de estos días, o que lea mi experiencia, que ya conté en este blog el año pasado: Orgullo 2014.

     Aún necesitamos que la sociedad y las instituciones se impliquen para lograr que algún día no haga falta salir a la calle como lo hemos hecho este fin de semana: una ley de igualdad para luchar contra la lgtbfobia, medidas en educación que nos visibilicen y que luchen contra el bullyng homofóbico, acceso a tratamientos y técnicas de reproducción, reconocimiento e integración de la realidad trans, etc.

¿Día del Orgullo Hetero? Venga ya...

     Estos días también me han preguntado por qué utilizamos la palabra maricón, así que aprovecho para explicarlo: es una estrategia para anular su efecto ofensivo y negativo, al apropiarnos del término, al decir orgulloso "soy maricón" deja de ser un insulto, acabamos poco a poco con las armas que el patriarcado homofóbico utiliza para luchar contra nuestros derechos y nuestra dignidad. Sí, soy maricón, y no pienso permitir que nadie me insulte por ello.

     Os dejo con un vídeo que es una muestra de lo que estoy diciendo, en estos tiempos en que el humor irreverente no está muy bien visto. Hoy no me extiendo más, pues sólo quiero transmitir mi ALEGRÍA y compartir con las personas que leéis este blog una celebración reivindicativa que busca conseguir un mundo con mejor color y mucho más habitable.



"Una sociedad decente es aquella que no humilla a sus miembros" 
José Luis Rodríguez Zapatero. 30 de junio de 2005.

P.D. Este 2015 celebramos 10 años de matrimonio igualitario, pero sobre todo 10 años de dignidad y derechos. Si quieres conocer el proceso que culminó en la igualdad legal, te recomiendo la lectura de este artículo

martes, 16 de junio de 2015

Evento en Almería: Trabajo Social Digital "Encuentro de Bloggers"

     Este jueves 18 de junio a las 18:00 horas tengo una cita muy importante en la ciudad de Almería y ya está todo preparado para la ocasión. Podéis ver de qué se trata en el cartel anunciador que está a la izquierda de estas letras, pero por si no queda claro, os lo cuento de forma breve ¡que aún tengo que preparar la maleta!.

     Dentro de su Ciclo de Trabajo Social y Servicios Sociales, el Colegio Profesional de Trabajo Social de Almería organiza un encuentro de bloggers para cerrar el curso, donde hablaremos de Trabajo Social Digital.

     Cuando me llamaron desde el colegio para invitarme a participar en este encuentro necesité unos momentos para situarme, pero no tuve que pensarlo mucho, sin duda quería participar, pues la ocasión me permite unir tres de mis pasiones: el Trabajo Social, el mundo digital y Almería, una tierra que me tiene enamorado y que no dejo de visitar cada año. Una vez más, pura serendipia.

     En el encuentro participamos tres bloggers, pues comparto la ocasión con Belén Navarro e Inmaculada Asensio, así que espero estar a la altura de mis inmejorables compañeras. Hablaremos de nuestra experiencia en el apasionante mundo de las redes sociales, nuestra decisión de crear un blog y contaremos qué es la BlogoTSfera, cómo hacer un blog y el impacto de la WEB 2.0 para el Trabajo Social, con el objetivo de animar a las compañeras y compañeros a lanzarse al mundo digital, si es que aún no están en él.

     Desde el colegio se han volcado con la organización de la actividad, dándome todas las facilidades del mundo, así que ya estoy impaciente por estar allí y compartir en persona tantas cosas que desde hace tiempo compartimos gracias al mundo digital. Y por supuesto, a la vuelta, os lo contaré.

                                              ¡Estáis invitad@s!  

domingo, 7 de junio de 2015

Incógnito (3ª parte)

     Hace un par de meses Belén Navarro recomendaba en su blog la lectura de un libro sobre neurociencia: "Incógnito. Las vidas secretas del cerebro" de David Eagleman. En su entrada extrae la esencia de lo que  nos encontraremos si decidimos emprender la aventura de leer el libro, y podéis consultar su entrada en este enlace.

     Una semana después Elena Salinas retomaba su análisis, centrándose en la propuesta que hace el autor sobre un nuevo sistema de responsabilidad penal. Podéis disfrutar de su entrada  en este enlace.

     Tanto me llamó la atención que decidí leerme el libro. Como buen TST (trabajador social tecnológico) lo encargué en una librería online y pocos días después lo tenía en mis manos. Su adictiva lectura ha dado frutos, pues aquí me tenéis con la tercera entrega de esta serie de entradas, dispuesto a terminar de descuartizar su contenido. Sí, a veces me llaman Jack.

     Aunque queda mucho por saber, las hipótesis y certezas a las que se ha llegado desde la neurociencia, resultan sorprendentes. La mayor parte de nuestros actos implican procesos mentales que escapan a nuestro control consciente. La compleja maquinaria del cerebro, con sus millones de conexiones neuronales, trabaja por nosotros. La genética, la selección natural, la socialización, el aprendizaje y las experiencias previas han modelado nuestro cerebro, que actúa por instinto, por intuición, sin rendir cuentas a nuestra parte consciente. Actúa, en definitiva, de incógnito.

     ¿Cómo funciona, en realidad, nuestro cerebro? ¿cómo procesamos la información? ¿en qué medida estos procesos influyen en nuestro comportamiento posterior? La compleja respuesta a estas preguntas es, sin duda, lo que más me interesa y el motivo por el que me he animado a escribir esta entrada. La información llega a nuestro cerebro a través de nuestros sentidos (vista, oído, tacto...), la información es parcial y engañosa, pasando por muchos filtros conscientes e inconscientes. 

     El mundo del cerebro es maravilloso pero también muy limitado en cuanto a nuestra percepción consciente. En su afán por hacernos la vida más fácil, en su intento de convertirnos en seres rápidos y eficaces, con el fin de que actuemos por instinto más que por decisiones conscientes, el cerebro nos lleva a cometer graves errores. Y eso es lo que más me interesa en este momento.

¿Sombrero o boa con elefante en su "estómago"?
     Recordemos las primeras páginas de la obra de Antoine de Saint-Exupéry "El Principito". El protagonista enseña un primer dibujo a los adultos y les pregunta si ese dibujo les da miedo. La respuesta de todos es similar ¿por qué un sombrero va a asustar a nadie? Al principito no le queda otro remedio que ser más minucioso en los detalles de su dibujo, para que con un sólo vistazo y sin necesidad de reflexionar sobre el asunto, quede más claro que se trata de una boa que se ha comido un elefante y que va a tardar al menos seis meses en digerir al animal.

     El principito nos enseña que lo esencial es invisible a los ojos, y por este motivo es necesario mirar más allá de lo evidente. David Eagleman, con menos poesía y más ciencia nos viene a decir lo mismo, que la idea de ese maravilloso niño príncipe es cierta, que nuestros ojos nos mienten, que nuestro cerebro, actuando de incógnito, nos engaña.

     Y llegamos al punto clave de esta entrada: ¿cómo nos puede ayudar este descubrimiento en nuestra vida? Más específicamente ¿en qué medida saber esto nos resultará útil como trabajadores sociales? 

     Esta pregunta ha martilleado mi cerebro durante la lectura del libro, y espero que de algún modo me ayude en mi trabajo diario. ¿Cuántas veces sacamos conclusiones precipitadas en los primeros minutos de interacción con los usuarios de nuestro servicio? ¿cuántas veces prejuzgamos  basándonos en estereotipos y categorías previamente establecidas? ¿cuántas veces damos por perdida una intervención por no mirar más allá de las cuatro ideas básicas con las que trabajamos cómodamente? ¿qué responsabilidad tiene nuestro cerebro, trabajando de incógnito, en el fracaso de algunas de nuestras intervenciones?

     Hoy no quiero ofrecer respuestas, prefiero que cada cual extraiga las suyas, aunque mis preguntas probablemente apuntan en una dirección muy concreta. En cualquier caso, pensar en estos procesos nos puede resultar útil en la relación de ayuda, tema que traté la semana pasada. Yo me comprometo a pensar más, a cuestionar en mayor medida las categorías y modos de relación que tenemos establecidos, a no dar por hecho planteamientos de intervención sin preguntarme por qué

     Me comprometo a ponérselo difícil a mi cerebro cuando, actuando de incógnito, pretenda metérmela doblada. Vaya, lo ha vuelto a hacer, esta impúdica frase no la he escrito yo ¡ha sido mi cerebro traidor!