lunes, 20 de noviembre de 2017

Ley de dependencia ¡RASCA y GANA!



     Desde hace un tiempo tengo la sensación de que algunas personas acuden a mi despacho como si repartiese boletos del "Rasca y gana": probando suerte. ¿Qué premio buscan? Millones no, desde luego, porque aunque algunas personas tengan una idea equivocada, en Servicios Sociales no repartimos millones, ni siquiera somos prioridad en los presupuestos de ninguna administración pública, salvo que los políticos quieran hacerse alguna foto para la prensa, o estén en campaña electoral.

     Tengo esta sensación con personas dependientes y sus familias, generalmente con quienes tienen un grado I o II, pero a veces incluso con quienes tienen grado III. Vienen a mí y me explican que la ayuda que reciben es insuficiente y yo les entiendo perfectamente. A veces se trata del Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD), otras de la Prestación económica de cuidados en el entorno familiar (PECEF), o de la Prestación vinculada al servicio (PVS) para pago de un servicio de carácter privado, habitualmente un centro de día o un centro residencial.

     Muchas veces no ha cambiado la situación de dependencia del usuario, o lo ha hecho de forma poco significativa, pero se han modificado sus circunstancias sociales, familiares o económicas, a veces la familia está sobrecargada, los casos son variados y me los encuentro prácticamente a diario. Y la solución que encuentran es solicitar una revisión del grado de dependencia a ver si de ese modo obtienen una ayuda mayor, pues a mayor grado, mayor intensidad de los servicios y las prestaciones

     Tiene toda la lógica del mundo, la familia sabe que si obtienen una mayor puntuación en el Baremo de Valoración de la Dependencia (BVD), obtendrán más tiempo de SAD o una cuantía económica mayor de la prestación que reciben, o que subirán en la lista de espera de la Residencia pública que llevan tiempo esperando. Así que con buen criterio acuden a su trabajador social de zona para solicitar una revisión.

     Los recortes en dependencia nos han llevado a esta situación, los culpables tienen nombre y apellidos, además de cargos públicos. No me extraña nada que la gente acuda a mí intentando rascar unos puntos en el baremo de dependencia, porque es la única forma de recibir un servicio con una intensidad mayor. Es el rasca y gana, la cuestión es probar suerte.

     El SAD estaba concebido en su momento para que las personas con limitaciones de autonomía pudieran mantenerse el mayor tiempo posible en su entorno domiciliario, lo mismo se puede decir de la PECEF, esto es especialmente importante en el entorno rural en el que yo trabajo. Actualmente no resuelven las necesidades reales de las personas dependientes.

     En 2014 ya escribí una entrada en este blog titulada "La perversa aplicación de la ley de dependencia" que sigue estando vigente hoy en día, pues las cosas apenas han mejorado. Sí, es cierto, hasta el año 2006 esta ley no existía y estos recursos eran discrecionales por parte de los Servicios Sociales, cuando se prestaban y algunos ni siquiera existían. Pero la sociedad ha cambiado mucho, existe un envejecimiento preocupante, lo que genera mayores niveles de dependencia, y los apoyos familiares informales ya no se pueden prestar como se hacía tradicionalmente. Esta ley venía a paliar esos problemas, pero las modificaciones en su aplicación están encubriendo un desmantelamiento de la propia ley y una privatización masiva de los servicios.



     Aunque me cabrea esta situación, porque supone una sobrecarga de trabajo (muchas de las revisiones no suponen cambio de grado y sólo implican un trabajo innecesario y una expectativa no cumplida para el dependiente), tengo que ver la parte positiva. Según los informes del Observatorio de la dependencia, Castilla y León es la comunidad que mejor ha implantado la ley. Confío plenamente en estos informes, que deberían ser de obligada lectura para Servicios Sociales, pero me planteo una pregunta: ¿cómo lo vivirán las trabajadoras sociales de las comunidades autónomas que están en peor situación?

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